
Odeon No.55130A – Alberto Morán & Osvaldo Pugliese & su Orquesta Típica – Y Mientes Todavía – 1950
Origen Archivo: Youtube (Cantando Tangos)
Compositor: Luciano Leocata
Autor: Abel Aznar
Fecha de Grabación: 1950
Lugar de Grabación: Buenos Aires
Sello: Odeon
Disco: No.55130A
Matriz: e 17732
Fuente(s) Información:
Reseña: Alberto Morán.
Los nueve años en la orquesta de Osvaldo Pugliese resultaron consagratorios y cimentaron el éxito que luego continuaría como cantante solista. En ese lapso hipnotiza al público, en particular a las mujeres, no sólo por su voz sino también por su estampa seductora. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que su primera época bastó para permanecer vigente el resto de su vida. No importó que la potencia y frescura de su voz lo abandonaran tempranamente, ya que su estilo, entrega y particular dramatismo fueron suficientes para mantenerse como un ídolo. TodoTango.
Observaciones: Con estas grabaciones presentadas, por su temática – la mujer, el amor y el desamor, la ilusión y la la decepción, etc.- queremos invitar a que visiten el sitio www.querube.es, dedicado a música de diversos géneros, en general diferentes al tango, como boleros, sones, baladas y otros.
Letra:
No mientas, te lo ruego. Dejame, te lo pido Dejame que yo siga viviendo como estoy, Bastante mal me has hecho, bastante ya he sufrido Habiéndote querido con todo el corazón. No es cierto, no me quieres. No bajes la cabeza Yo sé que son de pena los besos que me das, Alguno te habrá dicho: “Se muere de tristeza” Por eso que has venido, ¡De lástima, nomás! Las noches que he pasado Pensando que volvías, Los días y los días Así, con mi dolor. Entonces con las manos Apretando el corazón, Lloraba y te llamaba En mi desesperación. Hoy vuelves, pero tarde Y mientes todavía, ¡Qué infame y qué cobarde! Te ensañas con mi vida Que es una maldición. No sigas... ¿No comprendes que oírte me hace daño? Que hieren tus palabras lo mismo que un puñal, Ahora te arrepientes, después de todo un año Que pudo tu cariño ahorrarme tanto mal. ¡Dejame! ¡No te acerques! ¡No ves cómo me miras! ¡Qué pena hay en tus ojos, qué enorme compasión!, Alguno te habrá dicho: “Tal vez unas mentiras alegren todavía, su pobre corazón”
