TK No.S-2543 B – Roberto Goyeneche & Orquesta de Horacio Salgán – Margarita Gauthier – 1953
Origen Archivo: Youtube (Cantando Tangos)
Compositor: Joaquín Maurico Mora
Autor: Julio Jorge Nelson
Fecha de Grabación: 1953
Lugar de Grabación: Buenos Aires
Sello: TK
Disco: No.S-2543 B
Matriz: 624/53
Fuente(s) Información:
Reseña: Roberto Goyeneche.
El Polaco inicia su carrera como cantor de la orquesta de Raúl Kaplún en 1944, a los dieciocho años. En 1952 y en esa misma condición, continúa con Horacio Salgán, junto al cantor Ángel Díaz —El Paya—, quien fuera responsable de su apodo.
Pocos años más tarde, en 1956, se convierte en el cantor de la orquesta de Aníbal Troilo, todo un reconocimiento a su incipiente carrera.
Este modo de nacer artísticamente es uno de los motivos por el cual Goyeneche entiende el tango como un músico, como un instrumento vocal tal cual lo hicieran los cantores del cuarenta, afiatando su garganta y su fraseo en total armonía con la orquesta. TodoTango.
Observaciones: Con estas grabaciones presentadas, por su temática – la mujer, el amor y el desamor, la ilusión y la la decepción, etc.- queremos invitar a que visiten el sitio www.querube.es, dedicado a música de diversos géneros, en general diferentes al tango, como boleros, sones, baladas y otros.
Letra:
Hoy te evoco emocionado, mi divina Margarita Hoy te añoro en mis recuerdos ¡Oh, mi dulce inspiración! Soy tu Armando el que te clama, mi sedosa muñequita El que llora... el que reza, embargado de emoción. El idilio que se ha roto me ha robado paz y calma Y la muerte ha profanado la virtud de nuestro amor, ¡Para qué quiero la vida!... si mi alma destrozada Sufre una angustia suprema... vive este cruento dolor. Hoy de hinojos en la tumba donde descansa tu cuerpo He brindado el homenaje que tu alma suspiró, He llevado el ramillete de camelias ya marchitas Que aquel día me ofreciste como emblema de tu amor. Al ponerlas junto al lecho donde dormías tranquila Una lágrima muy tierna de mis ojos descendió, Y rezando por tu alma, mi divina Margarita Un sollozo entrecortado, en mi pecho se anidó. Nunca olvido aquella noche, que besándote en la boca Una camelia muy frágil de tu pecho se cayó, La tomaste tristemente... la besaste como loca Y entre aquellos pobres pétalos, una mancha apareció. ¡Era sangre que vertías! ¡Oh, mi pobre Margarita! Eran signos de agonía... eran huellas de tu mal, Y te fuiste lentamente... ¡Vida mía!, ¡Muñequita! ¡Pues la Parca te llamaba con su sorna tan fatal!